domingo, 26 de junio de 2011

El día de las palomas.

Creo que los acontecimientos no siempre tienen sentido por sí mismos sino que uno les aporta un sentido para hacer de ellos algo un poco más especial, o porque necesita llenarlos de sentido para encontrar respuestas y si no miren…
Noelia llegaba tarde al trabajo y, como suele ser común en sus mañanas, aún no lograba despertarse; las nubes se abrieron y dieron paso al brillante sol que le cerraba cada vez más los ojos. El mal humor la invadía, no era una etapa feliz en su vida, sino más bien una etapa de angustia. Por alguna razón pensaba que el mundo conspiraba en su contra y que las cosas negativas que le ocurrían solo le ocurrían a ella y, lógicamente, a nadie más.

Tras esperar varios minutos en la interminable fila, subió al colectivo, sacó el boleto y visualizó a cada uno de los pasajeros que estaba al alcance de su visión, costumbre que tenía cada vez que estaba con gente extraña o más bien, desconocida para ella. Una señora de edad avanzada le pegó con su enorme bolso y la distrajo, volteó a la espera de algún comentario por parte de la señora mientras pensó: “Es evidente que todavía no asumí que en el interior de un colectivo a una hora pico, no hay reglas y todo vale, dejando de lado cualquier gesto de cordialidad que una persona pueda tener”. La sensibilidad y la transparencia de Noe hacían que hasta los hechos más comunes la afligieran y la llevaran a preguntarse el porqué de los actos y actitudes de la gente.
Las personas caminaban apuradas, enceguecidas y atolondradas. Mientras Noe reparaba en esa imagen cotidiana y usual, esperaba el rojo del semáforo para cruzar avenida Córdoba. De pronto, cuando el semáforo cambió a rojo, Noe vió a dos palomas que revoloteaban sobre la senda peatonal, y en ese momento pensó: “Se ven tan libres”… Pero las palomas se asustaron y al ver venir por la senda la cantidad de gente que estaba cruzando, pegaron un aleteo y una de ellas  abofeteó la cara de Noe. Entre aproximadamente quince personas, la paloma decidió golpear su rostro, justo el de ella; a Noelia le dio mucha bronca.

Mientras caminaba por calle Florida, Noe, reparaba en la gente y todo la irritaba, lo que decían y hasta cómo caminaban o cómo vestían. Al mismo tiempo que ocupaba sus pensamientos en su profundo análisis de las personas que la rodeaban, ella fue sorprendida por una paloma que la golpeó en la cabeza, por lo que expresó: “¡Otra vez estas palomas idiotas!”. El humor que Noelia tendría el resto del día ya estaba definido y sería del peor.

Ingresó al edificio donde desempeñaba su aburrida tarea laboral como administrativa, algo que sin dudas, también influía de manera negativa en su vida. Mientras preparaba su café de cada día en la cocina y pensaba en lo aburrido y deprimente que era su trabajo, una paloma entró por la ventana y empezó a aletear desesperada dentro del pequeño ambiente, dando aleteos cerca de ella, algunos de ellos lograron alcanzarla. “¿Cómo puede ser esto posible?”, gritó mientras la paloma seguía agolpándola; acto seguido, su taza, aún sin contenido líquido, cayó al piso y se partió.
Irritada por su mala suerte, se dispuso a trabajar y a intentar olvidar a esos pájaros que la habían alterado sobremanera.
Esa tarde, de regreso a su casa, al bajar del colectivo, Noe vió una gran cantidad de palomas, parecía que la estaban esperando... ¡y así fue! La recibieron nuevamente con una bofetada. Inmediatamente pensó que algo estaba pasando, cuatro veces en un día la misma atípica situación en diferentes puntos geográficos no era algo usual. Noelia reparó en que los hechos ocurrían cada vez que ella pensaba amargada en algo negativo, como era su costumbre, pero pensó en que no había mucho para analizar en realidad, no era propicio pensar en algún porqué, así que le restó importancia a los hechos y no pensó más en eso.
Esa misma noche, sus amigas le propusieron ir a tomar un helado por las calles del barrio. Luego de pasar por la heladería, se sentaron en la puerta de una casa para conversar y disfrutar de su postre pero entre un tema y otro, les llamó la atención la fachada de una casa antigua y descuidada que se situaba justo frente a ellas, mientras hablaban de lo tétrica que parecía esa casa, Noe reparó que en la cornisa situada sobre la inmensa puerta, cuatro palomas reposaban esperando el nuevo día para salir de vuelta a volar. Noe no le contó a sus amigas sobre lo ocurrido ese día con los pájaros, pero sin dudas las aborrecía por existir. De repente ocurrió un hecho sorpresivo e impactante: una de ellas cayó a la vereda y jamás volvió a despertar, todo pasó en un segundo.
Automáticamente, Noe recordó los episodios que había vivido ese día con las palomas; y el hecho de ver la última caer y notar que no tuvo tiempo ni de abrir sus alas, la dejó atónita. Cuando llegó a su casa se sentó a buscar algo de información sobre estos pájaros y encontró un dato curioso: la vida de las palomas termina en pocos segundos y sin previo aviso, tienen la tendencia de subir a los techos o lugares de gran altura para encontrar la muerte, la mayoría de ellas infectada por algún virus. El punto fue que, si bien Noelia reconoce a la muerte y sabe que es algo absolutamente impredecible, ella nunca había visto tan de cerca como de un instante a otro, un ser deja de tener vida para convertirse sólo en una cosa inanimada, para dejar de existir.

Esa mañana Noe había envidiado a las palomas por el hecho de revolotear con libertad, sintiéndose atada a su vida de obligaciones, posteriormente las odió por maltratarla durante casi todo el día. Por la noche compadeció al ave que de manera repentina perdió su vida y entendió finalmente que tanto los golpes como el episodio final de la noche tenían un porqué. Noelia llenó de sentido esas situaciones y sintió que todo lo ocurrido era un aviso y que las palomas simplemente querían alertarla de que vivir malhumorada y quejándose de todo sólo la llevaba a no disfrutar de la vida, con lo corta que es. Este último hecho la llevó al principio del día… o mejor dicho, a replantearse el hecho de cambiar su actitud negativa de amargura el resto de las mañanas, tardes y noches de su vida.

jueves, 9 de junio de 2011

Clase Nº 11

En la clase del 9 de junio, el profesor Alberto se dispuso a hacer la devolución de los trabajos prácticos entregados la clase anterior, tomándose el tiempo de reseñar a cada uno tanto las cosas buenas como las "no tan buenas" de los escritos y de la exposición en clase. Luego repartió un artículo periodístico publicado el año pasado; el mismo informaba sobre las fobias a los exámenes. Alberto nos dió tiempo para leerlo individualmente en silencio y luego marcar los puntos que más nos llamaran la atención o con los cuáles nos sentimos más identificados. Mientras tanto, el profesor escribió en el pizarrón un esquema de presentación del portfolio, ya que el mismo será entregado en la próxima clase.
Luego de leer el artículo compartimos aquellas cosas con las cuáles nos sentimos más identificados a la hora de rendir un exámen; cada uno de nosotros apuntó a diferentes cosas y en mi caso particular creo que dejé en claro tanto al profesor como a mis compañeros... ¡que me sentí identificada con todo! Por lo que no me vino para nada mal la lectura de dicho artículo.

jueves, 2 de junio de 2011

Clase Nº 10

En esta clase el profesor entregó los parciales escritos e hicimos una corrección grupal, o mejor dicho, releímos las respuestas correctas para que los alumnos que teníamos errores, podamos tomar nota de las respuestas correctas; actividad que sin duda me favoreció, ya que mi parcial no fue excelente.
La semana de la clase 10, fué la semana de "Proyectos Jóvenes", establecida por la Universidad, por lo que cada uno de nosotros hizo una presentación del proyecto de trabajo práctico final. La idea fué realizar un adelanto del mismo y un power point que nos ayudaría a llevar a cabo la exposición. Me sorprendió que casi cada uno de nosotros eligió un género distinto y temáticas totalmente diferentes, si bien es algo común, me llama la atención y me gusta como cada uno desarrolla ideas absolutamente distintas.
Al finalizar la clase hicimos entrega del escrito de ese proyecto, el trabajo práctico número 4 ¡La última entrega de la cursada!